125 años antes, nacía un ser sobrenatural.



A veces suceden cosas sobrenaturales. Aun en lo más profundo del mundo real. En este mismo momento, mientras mis dedos bailan estas líneas, siento que hace meses que todas las acciones se dirigen irremediablemente hacia este momento, como en caída libre, como una consecución infinita con destino al ahora; con destino al relámpago iluminante, reflejado en nubes rojizas que acaba de distorsionar los colores de mi cielo.
Empecemos por una máquina de escribir algo antigua, guardada durante años, y desempolvada por una mujer, para ponerla en mis manos. Sigamos con un equipo de sonido, capricho invaluable de un momento desconocido, atravesado por una circunstancia llena de amistades ahora ausentes. Después vino un cambio de hogar, caótico y necesario, lleno de contradicciones intelectuales y emocionales, llenando todos los rincones de preocupaciones infundadas, y yo, aun, sin comprender el desencadenamiento de todas estas acciones.
Ya en el nuevo hogar, un cambio de orden. Una ventana hermosa, y el momento de iluminación en el que, juntando todas mis escasas fuerzas, coloqué el pesado escritorio frente a ella, y llenándolo todo de sonidos tenues, apagué la luz.
Un mar de nubes.
El más maravilloso mar de nubes, y pequeñas estrellas terrenales debajo, en los perfiles lejanos de los edificios, cual mar de cabeza y barcos a la deriva. Una brisa cariñosa, ni muy fría ni muy cálida, besó mi cuello y se acomodó en mi cama, detrás de mí. Los últimos acordes de una canción perdida me sonrieron, y supe que era este el momento sobrenatural que venía construyendo.
125 años antes, nacía un ser sobrenatural.

 13-06-88
13-06-13

Oruga - Crisálida - Mariposa

Mutar es bueno.
Es una realidad ineludible.
Con esta realidad me estoy refiriendo a la cualidad bondadosa de la mutación, y no que el mero hecho de mutar sea ineludible. Que quede claro que la parte importante es realidad, y no ineludible. Eludible es todo, en mayor o menor medida.
No, no voy a hablar de la muerte ahora. Igual todos sabes que creo que la muerte es eludible también; pero no viene al caso, ya que no voy a hablar de la muerte.
Mutar es bueno.
Por eso no voy a hablar de la muerte.
Por eso es que, después de varias deliberaciones muy breves, decidí que la libre escritura puede ser una forma de literatura válida, que la sencillez de la narración en sí no dota de valores negativos, ni reprime ni reprende a la buena literatura. Es sólo una forma de ella, que toma sentido en la viva voz, en el cuento cotidiano, rozando, casi, casi, la anécdota elocuente, y el tan subestimado stand-up.

...sería terrible que volviese a mencionar la muerte...

De todos modos a veces mutar muy rápido es como estornudar. Uno no sabe muy bien qué está pasando en ese pequeño momento.
Y que las cosas adquiera y pierdan peso con tanta facilidad no debe ser bueno; la vida podría estar teniendo un problema de metabolismo. Por todo eso es que nos estamos yendo a la mierda. Y a la vez no, porque no sé los demás, pero a mí me está empezando a gustar el jueguito este de la vida.
No, obvio que no estoy hablando de "Life, el juego de la vida".
Por eso, no hay que mutar tanto. Hay que vivir el momento, bailar el baile, hacer la torta, porque después ya no se puede.
Y que no se pueda es tremendo, porque termina en:
a) ridículo,
b) vergonzoso, o
c) perverso.
Como los viejos verdes, o las pendeviejas.
Hay que hacerlo por el placer del viaje, por el quilombo, por no despertar pensando en la rutina.
Hay que hacerlo para no envejecer.

¡Tomemos decisiones estúpidas!
   (Porque solo ahora podemos)

Su corresponsal favorita,

M~