125 años antes, nacía un ser sobrenatural.



A veces suceden cosas sobrenaturales. Aun en lo más profundo del mundo real. En este mismo momento, mientras mis dedos bailan estas líneas, siento que hace meses que todas las acciones se dirigen irremediablemente hacia este momento, como en caída libre, como una consecución infinita con destino al ahora; con destino al relámpago iluminante, reflejado en nubes rojizas que acaba de distorsionar los colores de mi cielo.
Empecemos por una máquina de escribir algo antigua, guardada durante años, y desempolvada por una mujer, para ponerla en mis manos. Sigamos con un equipo de sonido, capricho invaluable de un momento desconocido, atravesado por una circunstancia llena de amistades ahora ausentes. Después vino un cambio de hogar, caótico y necesario, lleno de contradicciones intelectuales y emocionales, llenando todos los rincones de preocupaciones infundadas, y yo, aun, sin comprender el desencadenamiento de todas estas acciones.
Ya en el nuevo hogar, un cambio de orden. Una ventana hermosa, y el momento de iluminación en el que, juntando todas mis escasas fuerzas, coloqué el pesado escritorio frente a ella, y llenándolo todo de sonidos tenues, apagué la luz.
Un mar de nubes.
El más maravilloso mar de nubes, y pequeñas estrellas terrenales debajo, en los perfiles lejanos de los edificios, cual mar de cabeza y barcos a la deriva. Una brisa cariñosa, ni muy fría ni muy cálida, besó mi cuello y se acomodó en mi cama, detrás de mí. Los últimos acordes de una canción perdida me sonrieron, y supe que era este el momento sobrenatural que venía construyendo.
125 años antes, nacía un ser sobrenatural.

 13-06-88
13-06-13

No hay comentarios:

Publicar un comentario