Oruga - Crisálida - Mariposa

Mutar es bueno.
Es una realidad ineludible.
Con esta realidad me estoy refiriendo a la cualidad bondadosa de la mutación, y no que el mero hecho de mutar sea ineludible. Que quede claro que la parte importante es realidad, y no ineludible. Eludible es todo, en mayor o menor medida.
No, no voy a hablar de la muerte ahora. Igual todos sabes que creo que la muerte es eludible también; pero no viene al caso, ya que no voy a hablar de la muerte.
Mutar es bueno.
Por eso no voy a hablar de la muerte.
Por eso es que, después de varias deliberaciones muy breves, decidí que la libre escritura puede ser una forma de literatura válida, que la sencillez de la narración en sí no dota de valores negativos, ni reprime ni reprende a la buena literatura. Es sólo una forma de ella, que toma sentido en la viva voz, en el cuento cotidiano, rozando, casi, casi, la anécdota elocuente, y el tan subestimado stand-up.

...sería terrible que volviese a mencionar la muerte...

De todos modos a veces mutar muy rápido es como estornudar. Uno no sabe muy bien qué está pasando en ese pequeño momento.
Y que las cosas adquiera y pierdan peso con tanta facilidad no debe ser bueno; la vida podría estar teniendo un problema de metabolismo. Por todo eso es que nos estamos yendo a la mierda. Y a la vez no, porque no sé los demás, pero a mí me está empezando a gustar el jueguito este de la vida.
No, obvio que no estoy hablando de "Life, el juego de la vida".
Por eso, no hay que mutar tanto. Hay que vivir el momento, bailar el baile, hacer la torta, porque después ya no se puede.
Y que no se pueda es tremendo, porque termina en:
a) ridículo,
b) vergonzoso, o
c) perverso.
Como los viejos verdes, o las pendeviejas.
Hay que hacerlo por el placer del viaje, por el quilombo, por no despertar pensando en la rutina.
Hay que hacerlo para no envejecer.

¡Tomemos decisiones estúpidas!
   (Porque solo ahora podemos)

Su corresponsal favorita,

M~

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